Nuestras
bases emocionales, sociales y espirituales nos las han regalado o más
bien nos las han imbuido sin nosotros tener la más mínima participación, únicamente
recibir toda la información que se nos pasa.
Un ejemplo sería vernos como una cubeta bajo la lluvia, que se llena sin
preguntar, sin querer, sin poder hacer nada para evitarlo. Y cuando pasa el tiempo y vemos hacia detrás,
ya hemos construido nuestras vidas con esas bases que nunca fueron nuestras…
Lo más
bonito que se me puede ocurrir es que sea por amor, por amor a los hijos “para que no pasen el trabajo que pasamos
nosotros”, para que sean personas de bien en el mundo y puedan algún día
llegar a llenar tus expectativas como padre/madre de lo que es la felicidad. Si me preguntan, esto es más egoísmo que amor,
basándonos en el hecho de cada quien tiene una visión distinta de lo que es
felicidad (a pesar de los esfuerzos incansables
para oprimir las ideas originales), y cualquier intento de homogenizar la
felicidad no es más que una forma sutil de capitalizar el sentimiento humano; De ahí se desprende mi segunda teoría del por
qué nos crían de esta manera, tan unilateral, puede que exista la necesidad de homogenizar los
sueños de las personas para sostener un sistema social carcomido y putrefacto,
el cual no tiene forma de sostenerse si cada quien pensara libremente,
realmente libre... No una libertad
disfrazada como vivimos ahora, me refiero a una libertad absoluta.
Es muy sencillo,
todo empieza poniéndote una sencilla pero poderosa idea en la cabeza: “Tienes
que tener fe en que hay cosas que pasaron, pasan y/o pasarán que nunca podrás entender,
ver o justificar, pero ‘ay de ti’ si no las crees, sufrirás quemaduras de
tercer grado durante la eternidad…”.
Esta base, crea el marco perfecto para poder introducirnos, analmente,
cualquier sistema social, y todos nos quedaremos felices y tranquilos, siempre
y cuando nos entretenga la vida y se nos pasen los días con ilusiones quiméricas. Los romanos lo sabían, y civilizaciones antes
que ellos tampoco pecaban de ignorantes.
Hay una frase en Latín que dice “Panem
et circenses”, significa, “Pan y Circo”, era el término utilizado para
describir la forma en que se lograba controlar el pueblo ante controversias y/o
situaciones complicadas para los gobiernos… Aliméntalos
y diviértelos, y así se quedarán tranquilos!!
Lamentable es el
hecho de que estamos todos tan metidos de cabeza en este circo, que muy pocas
personas pueden percibir la realidad oculta detrás del espectáculo, y mucho
menos atrevernos a cuestionar y/o proponer otra forma de seguir adelante con la
humanidad. Leyes, prohibiciones,
limitaciones, religiones, complejos y demás males que nos vendan los ojos, tapan
los oídos y amordazan la boca… ¿A dónde vamos? Lo más probable, sigamos
comiendo pan y disfrutando del circo, mientras unos pocos se aprovechan y
deciden el futuro de la humanidad y nuestro planeta; y otros pocos vemos la realidad con impotencia
y dolor en el alma.